¿Cuáles son las variables fundamentales que afectan el mercado eléctrico?, ¿cómo entenderlas?, ¿son ciertas las noticias sobre un posible racionamiento?, ¿quién tiene la razón?

Cuando se habla de coyuntura todos nos preocupamos. Es una reacción natural de defensa frente a los imprevistos. Sin embargo, nuestros clientes no tienen que preocuparse por coyunturas ya que tienen su energía contratada, lo que les da cobertura frente a los imprevistos, especialmente si se trata de precios, pues estos fueron pactados a largo plazo y así se elimina la variabilidad en las tarifas no reguladas.

Las alarmas de algunas entidades y la probabilidad de intervenir el mercado no se refieren a la capacidad de generación actual, sino a la disponibilidad de recursos para generar la de 2021. Para entender los recientes anuncios de las autoridades y los reguladores, se deben analizar algunas de las variables que influyen en el mercado eléctrico.
Acá expondremos las tres primordiales:

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OFERTA


El IDEAM ha reportado reducciones en los aportes de lluvia, por nuevos fenómenos climáticos diferentes a “El Niño”. Hoy, nos enfrentamos a fenómenos menos predecibles (pronósticos IDEAM). Aunque los embalses están en los niveles más bajos de los últimos años, estamos comenzando la temporada de embalsamiento (mayo a noviembre). Sin duda es un reto pronosticar cómo se comportarán las lluvias en los meses que vienen.

No obstante, el respaldo con recursos térmicos está activo y disponible, lo cual nos lleva a ser optimistas en el sentido de pensar que la temporada invernal que se avecina nos permitirá llevar los embalses al nivel requerido antes del próximo verano.

Eso en cuanto al corto plazo, en el mediano y largo plazo, debemos recordar que los yacimientos de gas en el país están en declive; las soluciones offshore son proyectos a mediano plazo y con altos retos financieros y ambientales; las regasificadoras siguen generando debates políticos y el consumo residencial seguirá siendo la prioridad del Gobierno.

De otro lado, el país cuenta con amplías reservas de carbón, pero debemos tener presentes los compromisos ambientales pactados por el país en COP21 y ampliados en COP25.

¿En este panorama el Cargo por Confiabilidad (CxC) ha asegurado la Oferta? Con franqueza, creemos que la confiabilidad del sector se ha soportado en este esquema, por su capacidad de brindar seguridad. Por supuesto el esquema debe mejorarse, pero confiamos en que siga siendo utilizado como un modelo que acompañe la expansión del parque generador del país.

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DEMANDA


Por causa de las medidas de aislamiento la Demanda de electricidad ha presentado una caída considerable. Según datos oficiales, solo en abril cayó 10 puntos y para mayo alrededor de 7 puntos (informes demanda XM), lo que ha permitido presionar menos los niveles de los embalses.

Predecir cómo se recuperará la Demanda es un reto, ya que las condiciones actuales son inesperadas. Expertos estiman que solo al final de 2021 retomaríamos los niveles de demanda de inicios del 2020.

Ahora bien, aunque el choque de Demanda negativo atenuó el bajón de Oferta por la baja hidrología, muchos se preguntan por qué los precios no bajaron. Esto se debe a la estrechez actual en la relación oferta/demanda. En países desarrollados y altamente industrializados, el precio de energía cayó porque su oferta depende de combustibles fósiles y plantas nucleares, cuya operación no es afectada por fenómenos climáticos, y aunque la demanda también cayó (en algunas regiones incluso el doble que en Colombia), la misma oferta con menor demanda impactó los precios a la baja.

Esta es otra señal de coyuntura, pues según nuestras previsiones, en el mediano plazo en Colombia se mantendrán precios similares dada la necesidad de despacho de cantidades importantes de recursos térmicos. Acá, nuevamente, la señal a nuestros clientes es de tranquilidad porque se encuentran cubiertos ante estas coyunturas, al estar contratados a largo plazo.

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EXPANSIÓN


Finalmente, en Colombia la Oferta de energía está compuesta por una matriz hidro/térmica de poco más de 17 Gigavatios, GW, (11 GW hídricos, 5 GW térmicos y 1 GW de plantas menores). Esta situación se mantendrá hasta la puesta en operación de Hidroituango (2,4 GW) y los proyectos de energía renovable no convencional subastados por el gobierno en octubre pasado (del orden de 2,2 GW), que entrarán a complementar la matriz nacional, a partir de 2022 (Plan de Expansión de la UPME).

Aunque los proyectos en curso siguen con sus fechas de puesta en operación para 2021 y 2022, no debería generar preocupaciones para el mercado que tengan algunos retrasos por la situación actual, ya que contamos con suficiente Oferta, eso sí, los eventuales retrasos obligan al despacho térmico, presionando los precios al alza.

Por supuesto, si esos retrasos superan el plazo de 2022, la mejor solución para los industriales será contratarse en el largo plazo anticipadamente, para no ser afectados por la turbulencia en precios que podría originar mayor estrechez entre oferta y demanda.

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Los principales indicadores del sector son públicos
y están en línea en este portal del operador
del mercado.